BARRI GÒTIC

Este artículo es una declaración de intenciones de como veo, vivo, y entiendo la historia alejado de cualquier sensacionalismo tan típico en estos tiempos de internet.
Como amante de la historia, hay algo que me saca de quicio y me enoja sobremanera, y es el que la gente sin el más mínimo conocimiento de historia, se dedique a llamar “falso barrio gótico” al Barri Gòtic de Barcelona. La leyenda urbana del “falso barrio gótico de Barcelona” para mi entender es totalmente falsa y malintencionada. Está inventada y manipulada por mentes que les encanta destruir en vez de construir, de restar en vez de sumar, o simplemente de personas que se quieren hacer las interesantes y originales dando un enfoque sensacionalista al tema.
En el plano mediático ya llega a puntos vomitivos, a muchos les encanta salir por la tele o la radio diciendo sandeces por el mero hecho de tener su minuto de gloria y de paso arañar un poco de espacio en los medios.
Si paseando por Barcelona ves un monumento neogótico y crees que es gótico, y por lo tanto «falso», antes de hacer el boca chancla, documéntate o pide al ayuntamiento que ponga una placa con la fecha de construcción, y de paso le pides a todos los ayuntamientos del mundo que hagan lo mismo, veremos que muchísimas cosas no son de la época y por ello no falsas.

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Que algunos edificios fuesen restaurados dándoles la imagen original añadiéndoles ornamentos nuevos no quiere decir que sean falsos, ni que el barrio en sí sea falso.
El centro de Barcelona tiene más de dos mil años de antigüedad, los romanos construyeron edificios y monumentos que también fueron y siguen siendo restaurados, destruyendo construcciones adosadas o actualizaciones desafortunadas, el caso de la muralla es un claro ejemplo ¿le llamamos entonces falsa muralla romana?
Es cierto que algunos monumentos fueron construidos en épocas más recientes con estilo neogótico  ¿Falso gótico barcelonés? No, neogótico. Así de sencillo.
Es normal que si se hace una obra nueva se intente seguir con el estilo del entorno, como en el caso de la pasarela del carrer del bisbe construida en la década de los años treinta del siglo XX. Normal es que si se unen dos edificios góticos con una pasarela esta se diseñe con estilo neogótico en vez de hacer una de acero o cualquier material poco agradable a la vista. Esa era la acertada tendencia de la época y hay que respetarla.
En el siglo XIX tuvo lugar una corriente a nivel europeo de recuperar edificios y monumentos que los años habían desvirtuado con actualizaciones poco estéticas según la época.
Durante el movimiento romántico muchos arquitectos se encargaron de devolver el esplendor que se merecían algunos edificios maltratados por las intervenciones anteriores.
El movimiento romántico identificó la restauración con el respeto a la unidad de estilo fue capitaneado por las teorías del arquitecto Eugène-Emmanuel Viollet le Duc, cuya actividad se desarrolló sobre todo en Francia, centrando su interés en los monumentos medievales. Sobre ellos desplegó una acción restauradora, dotada de una libertad de criterio, con el fin de lograr la pureza de estilo.
Entre sus actuaciones se encuentran las de Nôtre Dame de París, la catedral de Amiens, la Magdalena de Vezelay y San Saturnino de Tolosa.
En la España de la segunda mitad del siglo XIX se abrazaron las ideas de Viollet le Duc, basadas en la unidad de estilo, que se materializaron en la “escuela restauradora”. Las actuaciones, llamadas de tipo historicista, consistían en el empleo del estilo del monumento y la eliminación de todo lo añadido posterior para alcanzar la pureza primitiva.
Entre las actuaciones realizadas en España destacan: La catedral de León, el monasterio de Ripoll, San Martín de Tours (Palencia), la catedral de Palma de Mallorca y el monasterio de Pedralbes.
En 1847 La Sala de Baños, el salón de Embajadores, el de Comáres, el Patio de los Leones, la Sala de los Abecenrrajes y el Patio de los Arrayanes, entre otras estancias de la Alhambra de Granada fueron restauradas y no por ello la alhambra es falsa.
Sin olvidar todas las restauraciones que se hicieron después de la segunda guerra mundial en zonal medievales que quedaron totalmente destruidas y hoy en día lucen como lo hicieron en sus orígenes. No me imagino a ningún historiador alemán llamando falsa a la plaza Römerberg de Frankfurt, por ser reconstruida en 1983.

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Las restauraciones realizadas en Barcelona no se alejan para nada de las realizadas en toda Europa, pero solo a ellas les llaman falso gótico. Gran parte de la zona gótica de Barcelona fue derribada para abrir la Via Laietana. Algunos palacios, pocos por desgracia, fueron trasladados a otros puntos del barrio para salvarlos del mayor crimen histórico realizado en la ciudad. Personalmente odio la Via Laietana por lo que destruyó.
Otros edificios se restauraron, y otros simplemente se terminaron después de siglos de espera, como la fachada de la catedral, obra que se paralizó durante siglos y por fin se pudo terminar en pleno siglo XX. Que la actual fachada sea neogótica no significa que sea falsa, ni la fachada ni el resto de la catedral que lleva siglos en pie en la misma ubicación.

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Por lo tanto, llamar falso barrio gótico es un insulto. Cierto es que antiguamente se le conocía por el barrio de la catedral y que cambió el nombre a Gótico en pleno siglo XX, pero eso no quiere decir que no tenga infinidad de edificios góticos. Si le llamamos barrio falso también tendríamos que llamar falso a casi todo monumento restaurado en Europa en la época del romanticismo o en la actualidad.
Los que sólo lo hacen con Barcelona algún oscuro objetivo tendrán, o igual no se documentaron lo suficiente. Como en el caso del carrer Montcada que últimamente se sabe según estudios que no era una calle de palacios pertenecientes a la nobleza. Parece ser que eran edificios donde convivían viviendas, con talleres y tiendas, por lo que la calle podría decirse que era el centro comercial de la ciudad. Cosa que personalmente me gusta más que una calle aristócrata y clasista.
Pues bien, tras el estudio, los de siempre vuelven a la carga con titulares sensacionalistas y fuera de lugar como en el caso del titular de El Periódico; La calle de Montcada cae del pedestal. Y yo me pregunto; ¿de qué pedestal?.
Supongo que con este tipo de titulares llaman más la atención de los lectores para que el articulo no pase desapercibido, pero según mi manera de entender las cosas, flaco favor hacen a la ciudad y a su historia.
Si estar en un pedestal significa que la calle era aristocráta dice mucho del que lo escribe puesto que si es comercial y obrera no se merece ningún pedestal.
Por lo visto para unos cuantos es mejor un recinto si pertenecía a la nobleza que si era de esforzados trabajadores y comerciantes que son los que en realidad escribieron la verdadera historia de la ciudad con el fruto de su sudor y sus encallecidas manos.
Por lo tanto decir que el barri Gòtic es falso y que no existe es una de las mayores barbaridades que un historiador puede decir. Por desgracia afirmar tal barbaridad está a la orden del día y se repite una y otra vez sin tener el más mínimo conocimiento del tema.
El barrio gótico de Barcelona es falso, no existe. Es un parque temático.
Esta salvajada se repite una y otra vez en periódicos, radios y televisiones, incluso con una sonrisa en la cara. Es el discurso de modernos estudiosos que parecen más youtubers que historiadores. Con este tipo de titulares es normal que se vuelvan mediáticos y sus vídeos se llenen de comentarios facciosos atacando a la ciudad y sus gentes. Al parecer es lo único que les interesa aunque sea a costa del prestigio de una de las zonas de su ciudad.
Historiadores como Dani Cortijo se encargaron de lanzar dicho nefasto discurso durante mucho tiempo, discurso que muchos periodistas lanzaron a los cuatro vientos por puro sensacionalismo para atraer a publico poco leído en el tema. Por suerte dicho historiador ya ha cambiado los títulos de algunos de sus vídeos donde se expresaba de tal manera.
Esperemos que pronto pase esta moda y se expresen con más seriedad y sin animo de lucro, la fama se consigue con prestigio y buen hacer, no con titulares sensacionalista.