A veces uno va cambiando de pareja y domicilio, incluso de trabajo y en ocasiones de ciudad pero lo que nunca cambia aunque nos lo propongamos es en las maneras de hacer las cosas y en la aficiones que ya de bien joven me poseían y daba rienda suelta a todas ellas sin importarme demasiado si lo hacía bien o mal, sin el miedo al ridículo que sigo sin tener en todo lo que hago.
No hace mucho intentando ordenar pequeñas cajas con objetos que cambian de casa y no se pierden en las mudanzas. Cajas a las que no das importancia y ni llegas a abrir pero que en esta ocasión me dio por hacerlo.
Me llevé una gran sorpresa al descubrir unas letras de canciones escritas en una vieja maquina, que si no recuerdo mal era una Hispano Olivetti lettera 32.
Unas letras con unas cuantas faltas de ortografía típicas en mí a tan temprana edad al frecuentar más las salas de billares que las aulas de la escuela.
Espero también algún día encontrar mi primer libro que ni llegue a publicar por falta de experiencia y la vergüenza que siempre acompaña a todo adolescente.
Seguiré a la búsqueda del manuscrito que trataba de religiones antiguas y viejos tratados de brujería.
Las letras encontradas datan de la década de los ochenta, entre el 17 de febrero de 1982 y el 29 de febrero de 1984.
JORDI FERNÁNDEZ (Cuervo Malasartes) 