En la sala MAGIC éramos conocidos en 1981 como los «teenagers» que entraban gratis todos los días y se subían al escenario a cantar con DECIBELIOS, durante una inolvidable semana en la que tocaron todos los días. Nosotros pagábamos la entrada y el derecho a cantar con ellos aportando cada noche un televisor para que Fray lo rompiese a martillazos sobre el escenario. Nuestra relación con la banda venía de que el Herbert era hermano del guitarra. Llegamos a entablar amistad con ellos, tanto que Fray se pasaba de vez en cuando por el bar de mis padres a beber quintos, y el guitarrista Xavi Vilaró cuando abandono la banda se vino a tocar con ROT, una banda formada por él a la guitarra, Jaume Perejoan a la batería y yo al bajo, y las voces en un principio, hasta que encontrásemos cantante. No hubo suerte en la búsqueda y nos separamos para irnos Jaume y yo a la mili. Un secuestro legal del Estado.
Aquella semana en Magic fue épica para nosotros al relacionarnos con una banda que nos gustaba. Cada noche concierto y fiesta. Antes de empezar dejábamos el televisor que habíamos cogido de las basuras la noche anterior y después nos íbamos con ellos a los bares gallegos a tomar orujo, después subíamos al escenario a cantar el Soc un Upstart. Les hacía gracia tener a tres adolescentes descarriados con chupa de cuero sobre el escenario dando el asco habitual que solíamos dar.

Los vimos en muchos más locales pero los que más recuerdo fueron el Tiburón de Badalona, y El Centre Catolic de L¨H donde se lió parda. Volvimos andando desde la rambla de Hospitalet hasta la calle Balmes de Barcelona, dando rienda suelta a nuestra ira juvenil, hasta que llegamos a un bar donde estaba el Panocha y Jeannette de Ultratruita. Y hasta aquí puedo contar, más que nada porque no recuerdo ni el nombre del bar ni de como terminó la noche.
MAGIC CONCERTS organizaban un festival para despedir el año, y necesitaban gente para promocionarlo la misma noche del concierto, y contaron con nosotros para repartir flyers, entonces octavillas, por las Ramblas y alrededores. El pago de ese servicio consistía en entrar gratis al festival. Nos dieron las doce en las ramblas pero nos dio tiempo a llegar al concierto de Decibelios, no estaban en el cartel porque fue una incorporación de última hora al festival, y los carteles ya estaban impresos.

Decibelios en el escenario del Palau Blaugrana la noche de fin de año de 1981

Cuando terminaron de tocar se marcharon del recinto, pero no sin antes darnos sus pases de backstage, para que pudiéramos entrar en la zona de artistas y ponernos hasta las cejas de todo.
Se puede decir que la noche salió redonda, a cambio de repartir fyers, y gracias a los pases de Decibelios para el backstage.

El festival se llamaba DURO CON EL 82, y se celebró en el PALAU BLAUGRANA el 31 de diciembre de 1981. Ese año no comimos las uvas pero nos pusimos finos de todo.
Durante el concierto de Decibelios lo dimos todo y la liamos parda como era habitual, cuando terminaron y gracias a sus pases ya no vimos ninguna banda más.
Llevo más de cuarenta años convencido de que una punky llamada Cheity, me salvo de una probable muerte al estar tirado detrás del escenario con mis amigos. Yo recorvada que una chica me giró la cabeza para que no me ahogase, pero por lo visto no fue la chica punky, por lo que me cuentan fue otra chica que estaba sentada a mi lado.

La chica en cuestión, por lo que me dicen, se llamaba Pepa y no era punky, pero era una chica muy mona que vivía en Barcelona. Por casualidad sale en la serie de fotos que comentaré a continuación. De no ser por ella igual aquel fin de año de 1981 hubiese sido el último día de mi vida. Una muerte demasiado prematura muy al estilo John Bonham o Bon Scott, ahogado en mi propio vomito.
Una anécdota que pasados los años puede que no tenga demasiada importancia, pero si llego a estar solo en aquel momento ahora mismo no estaría escribiendo este artículo.
Como antes decía gracias a los pases pasamos de ver los siguientes conciertos, preferíamos estar por el bar y por los vestuarios con un fotógrafo que nos hacía fotos para no sé qué revista o exposición.
Del fotógrafo y la sesión nunca más se supo, aunque algunos intentan convencerme de que fui a ver dicha exposición, yo no recuerdo tal hecho, pero es normal debido a la frenética actividad cultural de la época, actividad que vivimos en primera linea.
Recientemente el Herbert, uno de los descarriados que nos corrimos aquella inolvidable fiesta, me etiquetó en unos contactos de aquella espectacular sesión fotográfica. Después de ver los contactos creo que no llegué a verlas. Según mi brother Jaume, las vimos en una exposición que se hizo en una estación de Metro abandonada a la espera de inaugurar la linea. Creo que actualmente es la parada Sant Antoni de la Linea 2.
Cuando fuimos a ver la exposición de fotos estaban haciendo un debate sobre la nueva normativa de llevar obligatoriamente el casco para circular en moto por la city. Es curioso que recuerde el debate pero no las fotos, igual es que la expo fue otro día y al que le falla la memoria es a mi amigo Jaume.
He tardado cuarenta años en verlas y la sensación al hacerlo es indescriptible.
Esta sesión de fotos podría decirse que se realizó el 1 de enero de 1982, ya que eran más de las 12 de la noche, y oficialmente esa era la fecha. Pero una de nuestras tradiciones era que el día no termina hasta que uno no se iba a dormir aunque ya fuese de día. Por lo tanto, para mí, la sesión se realizó el 31 de diciembre de 1981.

El Herbert me envió escaneados los contactos y me dediqué a cortar las fotos una por una para conservarlas por separado con el máximo posible de calidad.

Galleta del EP de Último Resorte – Una Causa sin fondo, realizada por Herbert, inspirada en una foto de la sesión

La sensación al ver las fotos de una fiesta que nos corrimos hace cuarenta años fue brutal, tanto que aún no me lo llego a creer, y es que cuarenta años son muchos años.
Esta vez y para que no vuelvan a perderse las fotos, las he guardado bajo llave y he realizado con ellas un vídeo para que no caigan en el olvido.
En las fotos se puede observar que todos llevábamos la camiseta del primer concierto de Motörhead, del 14 de diciembre de 1981 en Barcelona. Todos a excepción del Herbert, que se la vendió, por eso lleva camiseta blanca.

Del concierto de Motörhead sólo conservo la camiseta del Tour of Europe 1981 y la foto de arriba, sobre expuesta en la que apenas se nos ve la cara a mí y a Jaume. También conservo el recuerdo de esperar a la banda a la salida del concierto, ya una hora después de haberse terminado. Éramos solo cuatro los que esperábamos, y yo fui uno de esos privilegiados que le pudo dar la mano a Lemmy Kilmister, Philty Animal Taylor, y Fast Eddie Clarke. Por supuesto también nos dieron la mano sus teloneros, la banda británica Tank.
Tank era una banda, formada por dos hermanos, uno a la guitarra y el otro a la batería, y Algy Ward, un ex miembro de Damned, al bajo y la voz, se caracterizaban por su velocidad y por la más que punk voz de Algy Ward.

Tank me gustaban tanto que me hice un chaleco con la chupa de cuero vieja con el logo de la banda dibujado en la espalda. El chaleco por supuesto era para llevarlo encima de la chupa tejana, yo siempre al revés del resto que llevaba el chaleco tejano encima de la chupa de cuero. Este dato no tiene la menor importancia, pero me apetecía contarlo.
La prensa de entonces casi daba tanto asco como la de ahora. Se hizo eco del segundo concierto de Motörhead en Barcelona de 1982 de la manera más rastrera y sensacionalista posible, las sociedad de entonces era así de ignorante con la cultura rock.

Extracto del programa especial de Motörhead en Max Radio, donde cuento muy de pasada mi primer concierto de Motörhead. Las canciones están cortadas por temas de copyrigh.

Cuarenta años después tengo el placer de presentar el vídeo de aquella legendaria sesión de fotos de la noche del 31 de diciembre de 1981 en el Palau Blaugrana .

AÑO DE FOTOS (1981)

Ese mismo año el fanzine Último Grito, también nos hizo una sesión de fotos, esta de lo más interesante y costumbrista en lo que respectaba a nuestras gamberradas de heavys teenagers.
Último Grito, era una publicación realizada a base de fotocopias donde se mostraba lo más moderno de las bandas de la ciudad y las últimas tendencias culturales.
El fanzine lo hacían unos amigos algo más mayores que nosotros, de los que no recuerdo sus nombres, sólo recuerdo a Ramón Martínez.
De Ramón Martínez, diré que era mi referente. Era tres años mayor que yo y era de lo más espabilado. Lo último que supe de él es que era Dj en el Zig Zag, y RRPP de algún garito más de la zona alta de la ciudad.
En el barrio se comentaba que se lio con una modelo y se fueron a vivir a NY. Gracias a él empecé a tocar el bajo después de probar el suyo, una imitación de Gibson. Me encantó porque la verdad es que ya estaba bastante aburrido de la guitarra que llevaba tocando desde los seis años.
Un día vino al barrio el equipo del Último Grito para hacernos las fotos, ya que éramos unos descarriados que vestíamos muy Heavy, realmente parecíamos británicos por nuestras pintas de New Wave of British Heavy Metal. También era de nuestro grupo de descarriados el Herbert, él no vestía heavy, él era más punk, y su imagen era buenísima.
Nuestras pintas les hacía mucha gracia, ellos decían que éramos los primeros Heavys que existieron en la ciudad, nosotros les hacíamos caso y les creíamos.
Así lucíamos por aquel entonces. Provocadores e insolentes, una imagen digna de lo que éramos, unos auténticos descerebrados, y descarriados anti sociales.
La sesión de fotos para el Último Grito consistía en un homenaje a la Naranja Mecánica de Stanley Kubrick, pero a lo cutre heavy barcelonés.
De esta sesión de fotos nos resulto imposible conseguir copias para conservar, casi mejor, la temática no era del todo agradable, y muy digna de olvidar.
Para la ocasión simulábamos la agresión a una persona que dormía en la calle, por cierto, en la calle les llamábamos Barrabas a los sin techo, más adelante contaré el tema.
Recuerdo al fotógrafo subido en el techo de un coche partiéndose de risa con nuestra actuación.
Me gusta recordar que salimos en tan prestigioso y moderno fanzine barcelonés tan alejado de la colorida, sobrevalorada, y subvencionadísima movida madrileña que tanto odiábamos.
Por estas tierras eramos mucho más oscuros, rudos y auténticos.

El término Barrabás para referirnos a los sin techo nos lo inventamos los cuatro gamberros de mi calle, y se extendió por toda la City y más allá. Es curioso que hoy en día algunas personas sigan utilizando la expresión Barrabas para referirse a los mendigos que duermen en la calle. Lo cierto es que ya no recordaba la expresión, ni su autoría.
Se hizo tan popular la denominación que incluso la banda Skatalà, compuso un tema llamado Oh! Vell Barrabàs, contando la historia de un sin techo.

Fueron tiempos de desfase juvenil en los que nos juntábamos Heavys, Punks, y delincuentes comunes en los antros más bestias de la ciudad. Una época en la que esperábamos el tan ansiado cambio social que nunca llegó.


Lo triste es que hoy en día parece que volvamos a aquella cerrazón facha que reinaba en las elites y en sus acólitos.