MUSEO WÜRTH

Un ejemplo claro de descentralización en el arte es el museo Würth de La Rioja.
Recuerdo haberlo visitado hace unos años y tener que coger un bus en el centro de Logroño para recorrer dieciséis kilómetros y llegar a un polígono industrial donde crees que solo puedes encontrar obreros cargando y descargando camiones.
La sensación es como la que sentiría el protagonista de un episodio de The Twilight Zone.

Bajar del bus y encontrarte con una nave industrial de Würth con furgonetas rotuladas con su logo y una recepción donde antes de abrir la boca para preguntar donde cojones estás, una atenta señorita te indica que el museo está detrás de la nave industrial.
Cuando llegas a la puerta principal del museo te invade una agradable sensación de amparo tras la aventura antes mencionada.

Pero una vez dentro del recinto la sorpresa ya es mayúscula, el edificio es espectacular, digno estar en el centro de cualquier capital europea y sus salas están repletas de obras de autores de primera línea.
La política de la empresa alemana Würth es la de dedicar una partida bastante abultada de su presupuesto anual al mantenimiento y conservación de sus numerosos museos diseminados por toda Europa.

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Una obra social que supongo le dará beneficios fiscales en el país que tribute, otra trampa de este sistema capitalista pero que por lo menos algo bueno nos da a las pobres personas de a pie, vamos como La Caixa y su obra social antes de convertirse en banco, esperemos que la entidad a parte de seguir robando descaradamente siga devolviendo a la sociedad parte de lo robado y deje de cobrar entrada en sus museos.