Existen conocimiento de la existencia de Vic desde el siglo IV d.c, con el nombre de Auso. La zona era habitada por el pueblo íbero de los Ausetanos. Más tarde, con la ocupación romana se convirtió en ciudad tributaria. Muestra de su importancia es que se construyó un templo en el siglo II en el punto más alto de la ciudad.
En el período visigótico, Ausa fue sede episcopal. La ciudad fue destruida y saqueada por los sarracenos en el 826.

La repoblación tras la ocupación sarracena de la plana de Vic, y la creación del condado de Osona por parte de Guifré el Pilós, en el año 878 posibilitó la reconstrucción de la antigua Auso, de la cual solo quedan los muros del Templo Romano que se habían aprovechado para construir el castillo. La nueva población tomó el nombre de Vicus Ausonae (Arrabal de Ausona), de donde derivó el nombre de la actual Vic.
En el 1038 el obispo Oliba consagró la catedral románica de la que se conserva la cripta y el campanario. A finales del siglo XI se construye el Castell dels Montcada.

Habían pasado ocho siglos cuando el Castell dels Montcada, se subastó públicamente, justo en 1880. Fue adquirido por 6.205 pesetas por dos comerciantes; uno de Vic y otro de Barcelona.
El castillo, ya muy deteriorado por los azotes del tiempo era utilizado como prisión en un estado semi ruinoso hasta el fin de sus días.
La intención de los nuevos propietarios era derruir el castillo para construir edificios de viviendas, cosa que alteró sobremanera a los defensores del interés histórico del castillo.

En las obras de demolición del castillo se encontraron con muros de piedra muy diferentes al del resto de la edificación. Nadie sospechaba que en el interior del castillo del Montcada se encontraba un templo romano que fue absorbido con el tiempo por edificaciones adosadas que lo dejaron oculto.
Como pasó durante muchos siglos con las murallas romanas o las columnas Temple d’August de Barcelona.

VIVIENDA CONSTRUIDA APROVECHANDO LAS COLUMNAS DEL TEMPLO DE AUGUSTO EN BARCELONA

La sorpresa fue mayúscula ya que no se conserva ningún documento que informase de la existencia de ningún templo romano en la zona.
Durante los trabajos de demolición iniciados en 1882, apareció un gran capitel corintio.
El templo estaba ubicado en el punto más alto de Ausa, (Vic) desde donde podía divisarse toda la ciudad. Se sospecha que el templo estaba dedicado a Júpiter, Juno y Minerva, pero la prohibición de dar culto a los dioses paganos impuesta en el siglo IV, haría que se destinara a otros servicios de la ciudad.

La actual Vic, fue fundada en el año 879, por el conde Guifré el Pilós, que lo utilizaría como castillo, desde el siglo XI fue residencia de los señores de Montcada, pasando los cuatro muros del templo a formar parte del patio interior del castillo. Así es como la construcción románica ocultó durante siglos el templo romano.
Para recuperar el templo se tuvo que sacrificar el castillo medieval de también gran valor histórico.
Es un templo de planta casi cuadrada con seis columnas en la parte anterior, similar a los construidos en el norte de África. Sus dos pisos y los bajos se disponían alrededor del patio.
Según cuenta una leyenda, fue construido por Hércules cuando fundó la ciudad de Ausa cuando llegó a la zona acompañado de ausones italianos.
Lo que sí está más documentado es el hecho que el rey Jaume I (el conqueridor) se alojó en él en el año 1231 después de conquistar Mallorca.

El templo romano de Vic es uno de los dos únicos que se conservan prácticamente completos en la península ibérica.

En la actualidad, el templo se puede visitar gratuitamente. Si lo visitamos tenemos que fijamos en sus columnas, podremos apreciar los desperfectos causados por los bombardeos franquistas sobre la ciudad en 1938.
Lo que no destruyeron las guerras ni los terremotos durante dos mil años, y la especulación inmobiliaria del siglo XIX, casi llega a conseguirlo la sinrazón fascista.