NOMENCLATOR

Enrique Granados Campiña (Lléida, 27 de julio de 1867 – Canal de la Mancha, 24 de marzo de 1916)
Compositor, pianista y pedagogo vinculado al movimiento modernista barcelones. Es conocido principalmente por su obra pianística, especialmente por la suite Goyescas (1911), en la que basó también la ópera homónima.
Creó la escuela de piano en Barcelona, que ha producido figuras tan relevantes como Frank Marshall, Monserrat Torrent, Narcisa Freixas, Rosa Sabater, Alicia de Larrocha y Douglas Riva. Murió en el naufragio del Vapor SS Sussex, en el canal de la Mancha, al ser torpedeada por la armada alemana en el transcurso de la Primera Guerra Mundial.
El vapor Sussex acaba de zarpar del puerto inglés de Folkestone con destino a Dieppe (Francia). No era un gigante de los mares como el Titanic, que se había hundido tras chocar contra un iceberg en 1912, cuatro años antes.
Pero no faltan en la peripecia del Sussex amor y lujo. Se trataba de un pequeño paquebote de línea con bandera francesa y 386 pasajeros y 50 tripulantes a bordo.
Uno de esos pasajeros era un ilustre músico, el compositor Enrique Granados que viajaba en compañía de su esposa, Amparo.

Granados, de 49 años, comenzó siendo niñoo prodigio con el piano y se había forjado una brillante carrera como intérprete y compositor. Su estilo, neorromántico, tiene influencias de Chopin y Edvard Grieg.
Compuso numerosas piezas, entre las que destacan Danzas españolas, o Valses poéticos, aunque su obra más característica fue Goyescas, inspiradas en los cuadros de majas del genial pintor.
Fue además un notable pedagogo y en su academia de música de Barcelona se formaron muchos de los mejores pianistas catalanes del siglo XX.
Granados viajaba en el Sussex, después de hacer una exitosa gira por EEUU. Allí había estrenado Goyescas, y había recibido una invitación personal a la Casa Blanca del presidente Wilson. Pero este homenaje fue fatal para el músico, ya que le obligó a cambiar la fecha de regreso a España, y en lugar de volver directamente de Norteamérica, hizo un transbordo en Inglaterra de consecuencias trágicas, ya que el canal de la Mancha era un avispero de submarinos en plena guerra mundial.
Apenas llevaba una hora en el mar, cuando el Sussex fue detectado por el UB-29 un submarino alemán. Aunque era un vapor de pasajeros, el UB-29 lo confundió con un barco minador y le disparó un torpedo que impactó el medio del casco, partiendo al Sussex por la mitad. La proa se hundió rápidamente, mientras que la popa quedó a la deriva.
Las siguientes horas fueron angustiosas para los pasajeros que se abrazaban en esa parte del barco. Afortunadamente el naufragio no se produjo en el Atlántico Norte como el Titanic, sino en una zona mucho más transitada como el canal de la Mancha, y los restos del Sussex fueron rápidamente localizados. La popa pudo ser rescatada y remolcada hasta el puerto de Boulogne.
¿Y los Granados? Su camarote estaba en la popa y allí se encontraron sus equipajes, pero ni rastro de ellos. Testimonios posteriores permitieron reconstruir su historia.
El compositor tenía pavor al agua pero cuando vio a su mujer ahogándose no lo dudo y se lanzó a por ellaEl músico braceaba en el Atlántico y fue izado a bordo por una de las lanchas de salvamento, pero al ver poco después a su esposa debatiéndose entre las olas, se lanzó a rescatarla. Perecieron los dos, tragados por el Atlántico. Irónicamente, Granados sentía aversión por las travesías por mar, y había dicho: “En este viaje dejaré los huesos”. Ese era Granados, trabajador infatigable, hijo de una familia numerosa, que se pagó los estudios tocando el piano en los cafés. Un hombre enamorado de su mujer, Amparo, con la que tuvo seis hijos. Un creador que no tenía miedo a los retos musicales y sí pavor al agua, aunque cuando vio a Amparo braceando desesperadamente, no lo dudó.
Poco después Pau Casals le tributó un emotivo homenaje en el mismo escenario en el que poco tiempo antes habían estrenado la obra. Con toda la audiencia en pie, Paderewski interpretó la Marcha fúnebre de Chopin, con las luces del teatro apagadas y el escenario iluminado únicamente por un candelabro colocado encima del piano.

El 24 de marzo de 1916, el Sussex hacía un viaje de Folkestone a Dieppe cuando fue torpedeado por el submarino alemán SM UB-29. El barco quedó seriamente dañado, con la pérdida de parte de la proa. Se lanzaron los botes salvavidas, pero como mínimo dos de ellos volcaron y algunos pasajeros se ahogaron. De los 53 tripulantes y 325 pasajeros, murieron como mínimo 50 personas, aunque también se ha sugerido una cifra que oscila entre 80 y 100 fallecidos. El Sussex se mantuvo a flote y fue remolcado por la popa hasta el puerto francés de Boulogne.

Entre los muertos se encontraban el célebre compositor Enric Granados, su esposa Amparo, el príncipe persa, Bahram Mirza Sardar Mas’oud, y el jugador de tenis británico Manliff Goodbody. Varios estadounidenses más resultaron heridos. A pesar de que no murió ningún ciudadano de los Estados Unidos de América, el incidente alentó la opinión pública de los Estados Unidos y causó un incidente diplomático entre los gobiernos estadounidense y alemán. En mayo de 1916, Alemania emitió una declaración, denominada la Promesa del Sussex, que representó la suspensión de la campaña de guerra submarina intensificada a cargo de los U-Boot.

El Sussex fue reparado en Francia después de la primera guerra mundial, y vendido en 1920 a D. Demetriades, de El Pireo, donde fue rebautizado como Aghia Sophia. Fue desguazado en 1921 tras sufrir un incendio.