Cuando la NASA inicio su carrera espacial descubrieron que los bolígrafos no funcionarían con gravedad cero, ya que la tinta no bajaría hasta la bola y sería imposible escribir.
Resolver este problema, les llevó 6 años de investigación con un coste de doce millones de dólares. Desarrollaron un bolígrafo que funcionaba: bajo gravedad cero e incluso debajo del agua, prácticamente sobre cualquier superficie incluyendo cristal y bajo temperaturas extremas que iban desde el punto de congelación hasta superar los 300 grados.
Un problema solucionado con años de trabajo y una inversión desorbitada.
Sin embargo los soviéticos solucionaron el problema de una manera mucho más practica y desde el primer día que lo detectaron, su solución fue utilizar lapices en lugar de bolígrafos.
Los más avispados dirán que este caso fue un bulo inventado en los años sesenta por los rusos para desprestigiar a la NASA y de paso colgarse unas medallas.
Pues sí, esta anécdota nunca sucedió, pero viene como anillo al dedo como introducción a los siguientes dos casos.
Uno de los más memorables casos de estudio de la gestión fue el caso de la caja de jabón vacía, que ocurrió en una de las más grandes empresas de productos en Japón. La compañía recibió la queja de un consumidor que compró una caja de jabón y estaba vacía. Los altos cargos pidieron a sus ingenieros que encontraran una rápida solución a tan grave problema. De inmediato, los ingenieros se pusieron manos a la obra para idear un sistema que constaba de rayos X con monitores de alta resolución manejados por dos personas para detectar cualquier caja vacía. Una solución costosa y muy aparatosa en cuanto a equipo se refiero acompañada de una fuerte inversión en equipo.
Un problema parecido tuvo un empleado en una empresa pequeña. El trabajador no se complico la vida y utilizó el método practico. No entró en complicaciones de rayos X, robots, y equipos informáticos complicados; en lugar de eso compró un potente ventilador industrial y lo apuntó hacia la cadena de producción. Las cajas que estaban vacías simplemente salían volando de la línea.
Otro caso curioso es el del magnate hotelero que viajo a una ciudad Hindú por segunda vez a un año de distancia de su primer viaje, al llegar al mostrador de un hotel inferior en estrellas a los de su cadena, el empleado le sonrío y lo saludo diciéndole: Bienvenido nuevamente señor, que bueno verlo de vuelta en nuestro hotel. Sorprendido en gran manera ya que a pesar de ser una persona tan importante, le gustaba el anonimato y difícilmente el empleado tendría tan buena memoria para saber que estuvo allí un año antes. El magnate quiso imponer el mismo sistema en su cadena de hoteles ya que ese simple gesto lo hizo sentir muy bien. A su regreso inmediatamente puso a trabajar en este asunto a sus empleados para encontrar una solución.
La solución fue buscar el mejor software con reconocimiento facial, base de datos, cámaras especiales, tiempo de respuesta en pocos segundos, y formación de los empleados para manejar el sistema. El presupuesto ascendía a 2.5 millones de dólares.
El magnate prefirió viajar nuevamente y sobornar al empleado de aquel hotel para que le revelara la tecnología que aplicaban.
El empleado no acepto soborno alguno, sino que humildemente comento al magnate como lo hacían, el dijo: «Mire señor, tenemos un arreglo con los taxistas que lo trajeron hasta acá, ellos le preguntan si ya se ha hospedado en el hotel al cual lo están trayendo, y si es afirmativo, entonces cuando el deja su equipaje aquí en el mostrador, nos hace una señal, y le pagamos por ello».
Y es que ante cualquier gran problema lo importante es utilizar el método práctico y atajarlo de raíz sin complicaciones típicas de los sistemas capitalistas que ante un problema sencillo siempre buscan la solución más cara, y a poder ser con algo de corrupción por medio para beneficiarse unos cuantos y así inflar el presupuesto.